Tras muchos años de experiencia formando y asesorando a todo tipo de personas en lo relacionado con la exposición pública, oratoria, comunicación y demás, solo hay una cosa que podría afirmar con total rotundidad, tienes que exponerte. No hay otra posibilidad de aprender. La clave es hacerlo, intentarlo, lanzarte con los ojos cerrados y sin pensar, caerte –para luego, obviamente, levantarte- y quedarte con todas las experiencias positivas que vas teniendo para construir tu próxima aparición en público. No hay más. De nada sirve apuntarse a talleres, leerse todos los libros que se pueda conseguir del estilo… “Aprender a hablar en público en 3 pasos” o “El arte de hablar en público”, dejarse todos los megas de tu móvil viendo videos del YouTube de grandes gurús de la comunicación, y todo este tipo de cosas –que sé que much@s hacen- si luego no aprovechas las oportunidades que te surgen –o las buscas- para exponerte, para probarte, para retarte a ti mismo/a y para aprender.
Hablar en público es una habilidad y, como todas, no se nace con ella, se aprende. ¿Cuántas veces os caísteis mientras aprendías a ir en bici o en patines? ¿Cuántas faltas de ortografía habéis cometido mientras aprendías a escribir correctamente? o ¿Cuántas veces os habéis equivocado de nota mientras aprendíais a tocar un instrumento? ¿Muchas, verdad? Pues en ésta área, lo mismo, no esperéis varitas mágicas, no existen. Hacédlo. Hablar en público siempre que podáis. Arriesgaros.
El proyecto que emprendo -y que se inicia a partir de este post- trata de ayudar a tod@s aquell@s que sí queréis arriesgaros, que sí buscáis desarrollar esta habilidad, que sí queréis convertiros en grandes oradores u oradoras y que buscáis ayuda. A lo largo de las próximas semanas, mientras que mi actividad profesional se desarrolla, iré compartiendo con vosotr@s pequeños truquitos, reflexiones y experiencias que espero que os ayuden en esta “ardua” tarea que es…comunicar.
Buen día y feliz viaje.
Isaac Albarracín.