El pasado viernes 5 de octubre tuve el gran privilegio de impartir el primero de 3 talleres de identidad y autoestima con la metodología de Lego Serious Play a jóvenes ex tutelados de instituciones sociales. Digo el gran privilegio porque yo aprendí mucho, también.
Aprendí cuán difícil pueden ser las cosas si tienes un color u otro de piel. Aprendí la importancia de no rendirse jamás -ya que si te rindes, según donde estés y quién seas… puede costarte la vida-. Aprendí a que la infancia deja de serla si, siendo niño, te obligan -«las circunstancias»- a emprender un viaje para alcanzar «el Dorado» de occidente. Aprendí, sobre todo, cuan afortunados somos algunas personas.
Trabajar la inclusión social con LSP es un reto, un reto muy bonito y muy enriquecedor. El planteamiento inicial del taller pronto se vio afectado por la realidad de las personas con las que iba a trabajar y por la dificultad lingüística de éstos. No por que hablaran o entendieran mal, sino por que no tenían un conocimiento profundo de toda la gramática española y, a cada pregunta o planteamiento, debía haber una explicación más profunda. La simple palabra «torre» o «fortaleza» -entendida esta última como aquello que sabemos hacer bien, nuestro punto fuerte- requerían de una explicación detenida, lo que alargó -y me hizo cambiar- el planteamiento inicial.
Es curioso como los conceptos de «familia, trabajo y el ser buena gente» se repetían una y otra vez en sus construcciones. Es algo que tienen muy, muy interiorizado. El deseo de una familia -o el recuerdo de la que dejaron atrás- la importancia y centralidad que para ellos tiene el trabajo y, sobre todo, la importancia de ser buenas personas. SER BUENAS PERSONAS.
Un recuerdo se me ha quedado grabado, profundamente grabado, en la mente. Cuando les pedí que construyeran algo de lo que se sentían orgullosos, su gran logro, más de uno representó su travesía en patera hasta llegar aquí. El gran viaje. Y, mientras lo explicaban, la mirada se perdía en el horizonte.
Como ya he dicho, este taller me ayudó también a mi a comprender. Me permitió poner mi granito de arena en la construcción de sus propias vidas y me hizo partícipe de alguno de los momentos más duros de la vida de estos chavales. Construir sin pensar, es lo que tiene. Y hay veces que es mejor no pensar….ni recordar.
Feliz semana.